Anatomía de la PoesíaCirujano del lenguaje |
¡Buenos días, dulce doncella, sol radiante!
Despierta el alba con tu luz brillante.
Admiro tu belleza, que florece y danza,
Como un lienzo de Frida, cargado de esperanza.
Siete verbos te definen, en tu esencia pura:
Amar, soñar, reír, llorar, crear, luchar y perdurar.
Siete emociones que en tu alma laten,
Alegría, tristeza, pasión, calma, miedo, valentía y gratitud.
Siete pensamientos que en silencio guardas:
Deseos, anhelos, secretos, dudas, certezas, sueños y promesas.
Con la pasión de Frida, en cada trazo,
La intensidad de Neruda, en cada abrazo.
El ritmo de Mozart, en tu risa clara,
La impetuosidad de Beethoven, que en tu mirada se ampara.
Para ti, este poema sincero,
En cada palabra habita un eterno te quiero.
Que tu día sea tan hermoso como tú,
Y que siempre brille, inigualable, tu luz.
Como los Roques, tu espíritu libre y vasto,
Como la Gran Sabana, tu corazón casto.
Como el Pico Bolívar, en glamour y elegancia pura,
Como los Médanos de Coro, reflejo de belleza dura.
Como el Salto Ángel, manjar de mieles,
Y como el Orinoco, donde tu alma ilumina.
Que cada verso en esta carta se asiente,
Como el amor que por ti siempre siente.
Que florezca tu esencia en cada aventura,
Y se dibuje en el aire una vida madura.